Turismo

Cocina de autor en la cuna del Malbec

Con la Cordillera de los Andes en el horizonte, Mendoza se degusta en restaurantes y parrillas del centro, en estancias cerquita de la montaña, en restó gourmet levantados entre viñedos. Al calor de las brasas de los hornos de barro donde se asan chivos y corderos.

Del corazón de las cocinas más premiadas del país surgen sabores auténticos tratados con –merecido- rango de obra de arte. Platos que se acompañan, siempre, con excelentes vinos: tintos jóvenes y maduros, rosados frescos, blancos perfumados, espumantes irresistibles.

Mendoza, tierra de vinos, es también tierra de olivares. Al pie de la Cordillera se cosechan exquisitas frutas secas -nueces, almendras y castañas- y crecen deliciosas frutas frescas: manzanas, duraznos, peras, ciruelas, sandías, melones.

Variedad de sabores y texturas se combinan en la cocina de esta tierra vitivinícola impregnada de la herencia culinaria de inmigrantes italianos y españoles. En un maridaje perfecto con los mejores vinos, en Mendoza se saborea el tierno chivito asado cocido al horno de barro, a la leña o al disco. La Ruta del Chivo se extiende en el sur de la provincia y Lavalle.

También en el sur, se consolida la Ruta de la Trucha. A la hora de los postres, se lucen los dulces regionales y las confituras. Las tabletas rellenas de dulce de leche o alcayota y las tradicionales tortitas mendocinas son muy buenas compañías para el desayuno y la merienda.

Para ver el sol salir, o ponerse, Mendoza ofrece ricos y frescos jugos de frutas. En el momento del brindis, y aunque el vino siempre manda, también seduce con su alegre sabor la tradicional sidra cuyana.

En Mendoza, las Rutas del Vino se dividen en cuatro regiones que responden a cuatro oasis vitivinícolas: Norte, Este, Valle de Uco y Sur.

En el Norte, a una distancia cercana de la capital, se encuentra la Primera Zona. Conformada por los departamentos Guaymallén, Godoy Cruz, Maipú y Luján de Cuyo, concentra una gran cantidad de bodegas de todo tipo. Es el área más tradicional, en el cual Maipú -un oasis de viñedos y olivares- es la cuna del vino porque aquí se encontraron las primeras vides del país y Luján de Cuyo es la tierra del Malbec, ya que, en esta localidad, la icónica cepa desarrolla condiciones excepcionales.

El Este tiene la mayor extensión de viñedos del país y hace unos años ha reconvertido sus uvas y sus bodegas para producir vinos de alta calidad. Aquí se destacan las cepas blancas, que brindan vinos frescos y frutados.

En los últimos años, el Valle de Uco se convirtió en la vedette del vino argentino. Con una amplitud térmica diaria de 15° y terruños al pie de la Cordillera de los Andes, se logran vinos en altura de notable calidad.

Por último, la zona Sur, con San Rafael a la cabeza, además de ser una marca del Turismo Aventura, presenta importantes bodegas, de gran tradición en la actividad vitivinícola. Bonarda, entre los tintos, y Chardonnay, por las blancas, son las cepas más destacadas.

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