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George C. Boldt: historias que no se borran

Algunas personas podrían decir que el camino hacia la cima se hace pisando a otros, o sacrificando su propia vida personal por una carrera, pero de acuerdo con el Principio Waldorf, el camino hacia la cima es en realidad mucho más simple.

Un empleado le dio su habitación cuando el hotel estaba lleno. Dos años más tarde pasó algo increíble. Aunque el Principio Waldorf sí implica sacrificio, involucra el buen tipo de sacrificio o más precisamente, un servicio al cliente con esfuerzo. Pero, ¿de dónde vino el Principio Waldorf y cómo sabemos que funciona? Para responder a eso, vamos a compartirles una pequeña anécdota:

Una noche tormentosa hace muchos años, un anciano y su esposa entraron en el vestíbulo de un pequeño hotel en Filadelfia. Tratando de salir de la lluvia, la pareja se acercó a la recepción esperando conseguir refugio para pasar la noche.

“Nos gustaría una habitación, por favor”, pidió el marido. El empleado, un hombre simpático con una gran sonrisa, miró a la pareja y le explicó que había tres convenciones. “Están ocupadas todas nuestras habitaciones”, dijo el empleado. “Pero no puedo enviar a una buena pareja como ustedes bajo la lluvia a la 1 de la mañana. ¿Quizás estarían dispuesto a dormir en mi habitación? No es exactamente una suite, pero será lo suficientemente buena para que se sientan cómodos por la noche”.

Cuando la pareja declinó, él insistió: “No te preocupes por mí, me las arreglaré”. Así que la pareja accedió a pasar la noche en su habitación.

A la mañana siguiente, cuando pagó su cuenta, el anciano le dijo al empleado: “Eres un hombre excepcional. Encontrar personas que son amistosas y serviciales es raro en estos días. Tú eres el tipo de gerente que debería ser el jefe del mejor hotel de los Estados Unidos. Tal vez algún día construya uno para ti”.

Pasaron dos años. El empleado seguía trabajando en aquel hotel de Filadelfia cuando recibió una carta del anciano. Le recordó esa noche tempestuosa y además le incluyó un billete de ida y vuelta a Nueva York, pidiéndole al joven que le hiciera una visita.

El anciano se encontró con él en y lo llevó a la esquina de la Quinta Avenida y la calle 34. Señaló entonces hacia allí a un gran edificio nuevo, un palacio de piedra rojiza, con torres y atalayas que se elevaban hacia el cielo. “Ese”, dijo, “es el hotel que me gustaría que manejaras”.

El nombre de ese anciano era William Waldorf Astor, y la magnífica estructura era el hotel Waldorf-Astoria. El empleado quien se convirtió en el primer gerente fue George C. Boldt. Este joven empleado nunca se dio cuenta de cómo su simple acto de servicio con sacrificio le llevaría a convertirse en el gerente de uno de los hoteles más glamorosos del mundo”.

La historia de George Boldt muestra que el éxito no se encuentra atendiendo a las propias necesidades y satisfaciendo las propias comodidades, placeres o deseos, ni tampoco se encuentra el éxito simplemente haciendo el trabajo de uno; más bien, el éxito se logra yendo más allá para proporcionar a los clientes un servicio completo y con sacrificio.

Fuente: Mark Hillary.

Piénsalo: digamos que te piden que vayas a una cena en un restaurante elegante pero no puedes encontrar a nadie que cuide a tus hijos. Te ves obligado a traerlos contigo y estás preocupado por cómo otros clientes van a reaccionar ante los niños pequeños en el comedor.

Cuando el anfitrión se da cuenta de que los niños están presentes, te sienta en la mesa que ya habían preparado para ti, justo en medio del restaurante. Ninguno de los miembros del personal se esfuerza por asegurarse de que tus pequeños se diviertan o que tú, como padre, puedas disfrutar de un tiempo libre de estrés con amigos y familiares.

Como resultado, te vas del restaurante jurando no volver a comer fuera (al menos hasta que tus hijos hayan crecido), estresado y menos impresionado con el personal.

Ahora, imagina ir a ese restaurante, las mismas circunstancias, pero esta vez el anfitrión regresa a buscar al gerente cuando se da cuenta de que tienes hijos. El gerente y algunos otros empleados se apresuran a reorganizar las mesas y montar tu reunión en una habitación privada en vez de en el centro del restaurante.

Les dan a tus hijos crayones y libros para colorear y aunque el restaurante no tiene menú para niños, ofrecen preparar macarrones con queso para que coman. Los camareros son amables con tus hijos y te hacen sentir cómodo en todo momento, a pesar de que el lugar claramente no está acostumbrado a entretener a niños.

Luego de esa experiencia, te vas sintiéndote bien por la noche e incluso con un poco de confianza para traer a tus hijos a comer otra vez. Cuando llegues a casa, te prometes que escribirás un comentario sobre el restaurante y su personal.

Cuando la gente se esfuerza por servirte y no los desprecias (como la gente suele temer de que pase), sino que los respetas y los ayudas, ellos se sienten agradecidos por ello y quieren difundir a otras personas cómo los trataron. Se esforzarán de que sepan el bienestar que sintieron (por medio de escribir un comentario, o enviando amigos y familiares a ese restaurante o como el Sr. Waldorf, contratándolos).

Lo creas o no, pero muchos grandes líderes han abrazado el Principio Waldorf. Uno de estos líderes es Michael Eisner, el ex CEO de Disney.

Cuando era presidente de la junta directiva, iba por Disney y recogía la basura. Sí, así es, el director ejecutivo de Disney recogía la basura. Mientras que él podría haber ordenado a cualquier otra persona que lo hiciera, él quería expandir su influencia sirviendo humildemente a otros, ayudando a sus empleados y mostrando a ellos que él no está por encima de tareas tan “insignificantes” como recoger la basura.

Hay todo tipo de maneras en las que uno puede conseguir el poder o lograr influencia, y como todas las cosas, algunos caminos son mejores que otros.

Las 7 formas más comunes de poder incluyen la Fuerza, Manipulación, Intimidación, Intercambio, Persuasión, Motivación y Honor. El intercambio es el camino más comúnmente utilizado en la sociedad de hoy en día: “Yo te rasco la espalda, tú me rascas la mía” y la motivación es el camino más comúnmente visto, pero el honor, es el camino menos utilizado hacia el poder y es el mejor.

El honor se basa en un respeto mutuo entre el servidor y el que se sirve, y por eso es el camino que tiene mayor influencia.

Martin Luther King Jr. dijo una vez: “Todo el mundo puede ser grande… porque cualquiera puede servir. No tienes que tener un título universitario para servir. Sólo necesitas un corazón lleno de gracia. Un alma generada por el amor”.

Muchos grandes líderes, entre ellos Oprah Winfrey, Theodore Roosevelt, Madre Teresa, Princesa Diana, Martin Luther King, Jr., todos marcaron una diferencia al servir a otros humildemente.

Si quieres expandir tu influencia y hacer una diferencia genuina en este mundo, empieza por preguntarte no lo que puedes hacer para tí mismo, sino más bien, lo que puedes hacer por los demás.

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